Tras el bofetón a Europa viene la dura realidad. Chipre se envolvió el martes en la bandera del orgullo nacional y la retórica anticolonialista para rechazar las condiciones leoninas que Bruselas y Berlín le imponían a cambio del rescate financiero. El Parlamento nacional rechazó en bloque que los ahorradores completaran el dinero que falta para salvar al pais de la quiebra. Pero al día siguiente, la diminuta isla del Mediterráneo se encontró con que sigue necesitando 5.800 millones de euros si no quiere caer en el hoyo. Y como sus socios occidentales han dejado claro que no van a prestar más de 10.000 millones, Nicosia fija ahora su mirada en el gigante del este.
No habrá dinero ruso fácil, pero Rusia podría ayudar a
Chipre a superar la crisis financiera si encuentra algún activo barato que le
resulte interesante desde el punto de vista económico y político. Esta
hipótesis, barajada por comentaristas rusos, puede ser la razón por la que el
ministro de finanzas chipriota, Mijailis Sarris, se quedara para un segundo día
de trabajo en Moscú, tras una primera jornada de negociaciones sin resultado
palpable. “Seguiremos aquí hasta que lleguemos a un acuerdo”, dijo Sarris.
La información publicada por el diario griego Kathimerini de
que unos inversores rusos estaban a punto de comprar por 4.000 millones el
segundo banco del país, Laikibank, animó los mercados durante buena parte de la
tarde, pero luego el Gobierno lo desmintió rotundamente. Fuentes financieras
también señalan la posibilidad, aún verde, de que el presidente ruso, Vladímir
Putin, ofrezca varias decenas de miles millones de euros a cambio de una base
militar y de derechos sobre el gas.
Además del oro de Moscú, en Nicosia se barajan otras
alternativas para esquivar la bancarrota, algunas más exóticas que otras.
Después de reunirse con el presidente Nikos Anastasiadis, el jefe de la Iglesia
ortodoxa chipriota se ofreció a echar una mano. “Toda la riqueza de la Iglesia
está a disposición del país para que podamos aguantar de pie y no dependamos de
estos extranjeros. Como todos saben, nuestras propiedades son inmensas”, dijo
Chrisóstomos II. La Iglesia de Chipre es uno de los principales accionistas del
tercer banco del país, Hellenic Bank. También se ha especulado con una idea sin
concretar de nacionalizar los fondos de la Seguridad Social.
Una de las fórmulas por las que Rusia podría decidirse a
“ayudar” a Chipre (ya sea renegociando el préstamo de 2.500 millones de euros
concedido en el año 2011 o mediante nuevos créditos) sería su participación en
la explotación de hidrocarburos en las costas chipriotas.
La información, posteriormente desmentida por Nicosia, de
que unos inversores rusos iban a hacerse con el Banco Popular de Chipre o
Laiki, el segundo del país, incluía el acuerdo de que los compradores
recibirían un paquete de acciones en la compañía nacional de gas de Chipre, así
como otras preferencias en el sector energético y posiciones de control en los
consejos de dirección de los bancos chipriotas donde se ven afectados los
intereses rusos.
Desde el punto de vista de la filosofía política por la que se rige el Kremlin, Chipre y la UE han hecho lo peor que podían hacer: no tener a cuenta a Rusia y marginarla de unas decisiones que le afectan. A partir de esta lógica, los dirigentes rusos solo pueden ayudar a Chipre a cambio de algo percibido públicamente como sustancial y en ningún caso, si se aplicara la quita ideada en Bruselas. Rusia no está dispuesta a salvar a Nicosia a costa del presupuesto nacional, afirmaba Védomosti.
En ese mismo diario, el ex ministro de Finanzas, Alexéi Kudrin, uno de los artífices de la política económica de Rusia y muy apreciado por Vladímir Putin, ha dicho que las negociaciones de Chipre con el Eurogrupo, a espaldas de Rusia, tocan los sentimientos de "dignidad" rusos. Kudrin manifestó que la actuación de los ministros de Finanzas de la zona del euro tuvo “un elemento de falta de respeto" hacia Rusia y que la única salida de la situación es "privatizar”.
La importancia de Chipre para Rusia es relativa. Los
analistas coinciden en que las grandes compañías rusas y las grandes fortunas
no estaban en aquel paraíso fiscal y que Chipre era más bien un lugar de
tránsito de capitales y de depósitos de la clase media-alta.
En vísperas de la cumbre entre Rusia y la Unión Europea que
se inicia el jueves, altos funcionarios rusos seguían este miércoles criticando
la decisión de imponer una quita a los depósitos bancarios en Chipre. El
viceprimer ministro Arkadi Dvorkóvich dijo que puede ser un “precedente
peligroso” para el mercado financiero mundial y socava la confianza en el
sistema bancario. “La cuestión no es a quién castiga esta decisión, sino que,
si es posible en Chipre, eso significa que es posible en todas partes, que en
ninguna parte se puede guardar el dinero y que el sistema bancario ha dejado de
funcionar".
Mientras el presidente chipriota, el conservador Nikos
Anastasiadis, se reunía con los líderes de los partidos para buscar una
solución a este embrollo, los ciudadanos se preguntaban alarmados cuándo podrán
volver a hacer transferencias o a operar con sus cuentas bancarias online.
El Ministerio de Finanzas de Chipre pospuso una vez más la
apertura de los bancos. Ya es oficial que no lo harán ni el jueves ni el
viernes. Fuentes citadas por la agencia AFP aseguraban que tampoco abrirán el
próximo lunes. Los comercios empiezan a notar los efectos de varios días sin
acceder a las cuentas para pagar los suministros a sus proveedores . Las
restricciones también han llegado a las gasolineras, que no aceptan pagos en
tarjeta del combustible . “Se ven menos tráfico por las calles porque la gente
no quiere desperdiciar gasolina. Ha llamado gente cancelando su participación
en un seminario porque tenía que venir en coche a Nicosia”, se quejaba el
gerente de un hotel.
Pese a estas dificultades, los ciudadanos acceden a los
cajeros con normalidad, ya que el Banco Central ha dado órdenes de rellenarlos.
El pasado sábado, nada más anunciarse el primer corralito que ha conocido el
euro, se vaciaron a primera hora. Pero el martes (tras el festivo del próximo
lunes) se rellenaron y no ha vuelto a haber grandes problemas. Está siempre
presente, eso sí, la preocupación por lo que va a pasar cuando reabran sus
puertas. “Antes tenía miedo a perder el 10% de mis ahorros, pero ahora me da
pánico quedarme sin nada si mi banco quiebra”, decía una mujer en la cola del
supermercado.
<http://economia.elpais.com/economia/2013/03/20/actualidad/1363803346_517257.html>
Postado por: Leonardo Thurow